PATRONOS POR ARMAS

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PATRONOS POR ARMAS

INFANTERIA

General Andrés A. Cáceres

Nace el 4 de febrero de 1833 en la ciudad de Ayacucho.

Sus padres fueron don Domingo Cáceres y Oré y doña Justa Dorregaray.

En su ciudad natal estudia sus primeros cursos, abandonándolos en 1854 para participar en la revolución del mismo año, enrolándose en el batallón Ayacucho.

En 1855 recibe el grado de subteniente, participando en los combates de Yumina, Bellavista y Arequipa, donde es herido en el ojo. Es ascendido a teniente y luego a capitán en 1858.

Participó en la Expedición a Guayaquil.

Fue luego nombrado comandante de una compañía del batallón Pichincha, lo que lo llevó a obtener los grados de sargento mayor en 1863.

Contrario al presidente Pezet, este lo destierra a Chile, donde estuvo hasta tomar las armas contra su verdugo en el levantamiento de Arequipa, logrando el grado de teniente coronel en 1865.

Participa en el combate 2 de Mayo, sirviendo en la Batería Ayacucho.

Abandona la carrera militar tras la Revolución del General Canseco, dedicándose a la agricultura.

En 1872 vuelve a tomar las armas, ahora contra la dictadura de los Gutiérrez.

En la Guerra del Pacifico, es donde más sobresale su profundo valor y patriotismo. Al estallar el conflicto, parte desde Cuzco al mando del Zepita con dirección a Iquique. Participó en las batallas de San Francisco o Dolores y Tarapacá el primer año de guerra, destacándose en ambas por su gran valor y estrategia.

En 1880 pelea con gran valor junto a sus hombres en la batalla de Tacna.

Como coronel se pone a las órdenes de Piérola, que ya había tomado el mando supremo del Perú, para la defensa de Lima.

Sus esfuerzos en las batallas de Chorrillos y Miraflores no son suficientes para evitar la derrota, y herido en la segunda batalla, logra ocultarse  en el templo de los Padres Jesuitas, para seguir planeando la Resistencia.

Recuperado de su herida, toma rumbo a la sierra , donde contaba con gran popularidad. En dichos lugares se encargó de rehacer un ejercito, el cual estuvo al acecho de los chilenos hasta que fue derrotado el 10 de julio de 1883 en la batalla de Huamachuco.

Logra escapar, y estando en Huancayo, Cáceres no tubo más que reconocer el Tratado de Ancón que fue firmado el 6 de junio de 1884, dando por finalizada la guerra.

Al abandonar el ejercito chileno el Perú, Cáceres se lanza sobre el gobierno de Miguel Iglesias, derrocándolo.

Se crea un consejo de ministros, el cual convoca a elecciones presidenciales, donde fue elegido el Brujo de los Andes como presidente de la República del Perú, gobernado desde 1886 a 1890.

Es reelegido presidente en 1894, pero fue derrocado por don Nicolás de Piérola en marzo de 1895.

Fuera de la presidencia, permanece en Buenos Aires, Tacna y París.

En 1905 parte como plenipotenciario del Perú a Italia, pasando luego a desempeñar el mismo papel en Alemania.

El 10 de noviembre de 1919 es nombrado Mariscal del Perú.

Muere el 10 de octubre de 1923 en Ancón a los 87 años, siendo llevados sus restos a la Cripta de los Héroes del Perú.

 

 

ARTILLERIA

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CABALLERIA

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Mariscal Ramón Castilla y Marquesado (1844 / 1845-1851 / 1855-1862 / 1863)

Es el paradigma del presidente peruano. Abolió la esclavitud, el tributo indígena y la pena de muerte.

Ramón Castilla y Marquesado nació en Tarapacá (entonces Virreinato del Perú), el 31 de agosto de 1797, fue hijo del argentino Pablo Castilla y de la genovesa Francisca Marquesado. Gobierno el Perú en cuatro ocasiones en 1844 y en los período 1845-1851, 1855-1862 y en 1863, siendo considerado uno de los mejores presidentes del Perú.

Lucha por la Independencia

En 1817 se enroló en el ejército realista, fue apresado pero logró escapar. En 1821, tras proclamarse la Independencia del Perú, Castilla se incorpora al ejército patriota que era comandado por el Libertador San Martín.

Primer Gobierno en 1844

En 1839, durante el gobierno de Agustín Gamarra, Castilla es nombrado Ministro de Guerra y Hacienda. Más tarde, Castilla se asocia a Domingo Nieto y juntos derrocan al presidente Manuel Vivanco en la batalla de Carmen Alto. Nieto asume la presidencia pero fallece tras algunos meses, así Castilla asume el poder el 17 de febrero de 1844, ejerciendo el mando supremo hasta el 11 de diciembre de ese año.

En su breve primer gobierno, Ramón Castilla tuvo que enfrentar diversas luchas civiles entre caudillos regionales que se autoproclamaban presidente.

Al final de la lucha, volvió a asumir la presidencia Manuel Menéndez, quien fuera derrocado por Juan Crisóstomo Torrico en 1842 y que convoca a elecciones presidenciales.

Elegido Presidente 1845-1851

En 1845, Ramón Castilla gana las elecciones juramentando el cargo el 20 de abril de ese año. En su gobierno pacificó el país y realizó numerosas obras públicas.

Dejó el gobierno en 1851, siendo sucedido por el general José Rufino Echenique.

Abolición de la Esclavitud

En 1854 Castilla se revela contra Echenique e inicia una rebelión en Arequipa, inciándose un conflicto armado. Entre esas luchas, el 3 de diciembre de 1854 en la ciudad de Huancayo, Castilla da la ley de abolición de la esclavitud.

Presidente Provisorio 1855-1862

Un mes más tarde, el 5 de enero de 1855, Ramón Castilla vence a Echenique en la Batalla de la Palma, luego de la cual Castilla es elegido Presidente Provisorio.

El 19 de octubre de 1856 se proclama una nueva Constitución que es rechazada por los latifundistas y provoca una Guerra Civil entre 1856 y 1858.

Al finalizar la guerra, Castilla convoca a un Congreso el 24 de octubre de 1858 que lo ratifica como presidente constitucional hasta 1862.

La Constitución más longeva

El 13 de noviembre de 1860 Castilla promulgó una nueva Constitución, que vendría a ser la Carta Política de mayor vigencia en la historia del Perú ya que rigió durante 60 años, hasta 1920.

En su gobierno destacó la abolición del tributo indígena y de la esclavitud, pero al mismo tiempo autorizó la importación de nuevos esclavos desde Colombia.

También abolió la pena de muerte, dio inicio al sistema postal y al sistema de presupuestos de obras públicas.

Presidente por cuarta vez en 1863

En 1862 lo sucede el mariscal Miguel de San Román quien al fallecer en menos de un año de gobierno hace que Castilla asuma por cuarta vez la presidencia y permanezca en el poder hasta el regreso de Juan Antonio Pezet, Primer Vicepresidente, el 5 de agosto de 1863.

Exilio y muerte

En 1864 condena la política internacional del gobierno de Pezet, siendo apresado y alejado hasta las playas del Peñón de Gibraltar, España. En su ausencia se produce el Combate del 2 de Mayo.

A su regreso al Perú, es deportado a Chile por orden del Presidente Mariano Ignacio Prado y desde allí, ya septuagenario, se rebela contra el derroche de la Hacienda Pública y desembarca en Pisagua (Puerto de Tarapacá) con una pequeña escolta, siendo su propósito regresar al Perú y tomar por quinta vez las riendas del gobierno. Muere durante el viaje hacia la ciudad de Arica, en la Quebrada de Tiviliche el 30 de mayo de 1867.

INGENIERIA

Militar valeroso y patriota, precursor de la aviación mundial, inventor, músico y pintor, Pedro Ruiz-Gallo fue un peruano que dedicó su vida entera a la patria y que murió trágica pero gloriosamente en momentos en que ponía su actividad y su pericia técnica en servicio de la defensa del territorio nacional.

 

TENIENTE CORONEL
PEDRO RUIZ GALLO (1831-1880)

El Teniente Coronel Pedro Ruiz nació en la villa de Eten el 24 de junio de 1831. Fueron sus padres: el coronel español don Pedro Manuel Ruiz y doña Juliana Gallo, siendo niño perdió a su padre. Estudió y trabajó en su pueblito natal, hasta los once años, edad en que pierde a su madre, lo que lo obliga a viajar a Chiclayo y a trabajar en el oficio de relojero.

Su primer invento: una caja musical
Desde muy niño reveló su genio precoz, todos sus juegos infantiles revelaban al futuro inventor. Se pasaba horas enteras en la playa, observando el vuelo de las aves y desde ya manifestaba ansias de volar. Le fascinaba la mecánica. Llamó la atención un aparato de cuerda que hizo, cuando tenía 10 años, aparato que producía hermosos sonidos. En Chiclayo se sostuvo componiendo relojes y dedicado siempre a sus tenaces investigaciones. Todo indicaba en él que estaba predestinado a grandes empresas.

Carrera militar
A los 15 años se trasladó a la capital. Movido por su vocación militar ingresó como cadete en 1848. Muy pronto por su corrección, valor y pericia, logró ascender a alférez y se inició así su brillante carrera militar, bajo la égida de Castilla, del General Mariano Ignacio Prado, San Román, Balta y Diez Canseco que le dispensaron gran consideración y afecto; sobre todo Castilla, Balta y el General Prado, a lado del cual se batió en el glorioso combate del 2 de mayo de 1866.

Explorando la Amazonía
Sus más destacados servicios a la Patria comienzan por el año 1855 cuando tenía don Pedro Ruiz el grado de Capitán. Era ayudante de la Prefectura de Amazonas, siendo Prefecto de ese departamento el Coronel Cabada, cuando nuestro héroe inicia sus empresas de Explorador de la Amazonía. Siguiendo el curso del gran afluente del Marañón descubre la ruta fluvial que une Bongará con la capital amazonense y llega hasta el Pongo de Manseriche y, escapando de ser victimado por los salvajes, debido a sus conocimientos de los dialectos nativos y a su don de fascinarlos con la música de su violín, descubre la tribu de los Agua Ruma, las minas de pizarra y mármol de chiliquín y salva de los efectos mortíferos de la picadura de las vívoras de la selva, merced a sus conocimientos médicos.

Descubre una vacuna
En 1856 incursiona en la medicina, a causa de la epidemia de viruela, descubriendo una vacuna con la cual salva la vida de miles de personas. Fue catalogado como el médico militar salvador.

El reloj de Chachapoyas
Después de estas hazañas fue ascendido a Mayor graduado en enero de 1865 y a Mayor efectivo en febrero del mismo año, siendo Allende el Ministro de la Guerra. La gratitud de los amazonenses fue grande para don Pedro Ruiz y de sus días en Chachapoyas quedó cual monumento de su pericia el reloj público de aquella localidad.

Vencedor del Combate del 2 de mayo
Al iniciar el general Prado el movimiento de la Restauración, el entonces mayor Pedro Ruiz se alió a tan noble y patriótica causa y peleó valientemente en el glorioso Combate del 2 de Mayo de 1866, en la Segunda Compañía del Regimiento de Jefes y Oficiales que comandaba el Teniente Coronel Montalbán y cuyo jefe fue el Coronel Robles. La junta Calificadora presidida por el General don Miguel Medina, lo declaró Vencedor del Combate del 2 de mayo; por cuyo motivo el Gobierno del General Prado le concedió diploma de honor, la medalla de oro de la gratitud nacional y su ascenso a Teniente Coronel.

Su monumental reloj de Lima
Terminado el conflicto con los españoles, Pedro Ruiz Gallo se dedica por entero a su obra maestra: el reloj monumental, que embelleció nuestra capital y que fue llevado como botín por el ejército chileno cuando entró a Lima.
El año 1868 un decreto del Presidente Balta consideró al Teniente Coronel don Pedro Ruiz agregado al Estado Mayor General para que pudiese terminar su obra. Esta es la época de mayores luchas de nuestro héroe. Se esgrimen contra él envidias e incomprensiones . Le quitan hasta su ordenanza; le apresan su ayudante: le niegan sus sueldos; lo mal informan ante Balta; él sigue sereno, impasible, rectilíneo, tenaz, perseverante en su obra monumental.
Al fin un día ve realizado su sueño. El Congreso de 1868 a iniciativa del diario "El Comercio" de Lima que aboga en su favor, da la ley necesaria y el gobierno de Balta, acatando al Congreso, otorga la protección debida. Y el 6 de Diciembre de 1870 se inaugura la obra insigne. En los jardines de la Exposición (el actual "Parque de Lima") se levantó el Reloj, comparable al reloj de Strasburgo.
Tenía once metros de altura, 16 de ancho y 5 de espesor; nueve esferas y señalaba los días, los años, los meses, las estaciones, las fases de la luna, izaba el pabellón nacional y entonaba nuestro mágico Himno. Cada hora renovaba un cuadro de la Historia y dos centinelas presentaban armas, al son de la Marcha de Banderas, cuando izaba nuestro bicolor. Este reloj fue el orgullo de nuestra capital, hasta que se lo llevó el ejército chileno en la desastrosa Guerra del Pacífico.

 

Precursor de la aviación
Terminada su obra maestra, se dedicó a sus estudios y descubrimientos de aviación. Desde niño tenía la obsesión de poder descubrir un aparato para volar. Hizo estudios serios sobre el vuelo aerostático. Escribió una obra sobre navegación aérea: Estudios Generales sobre la Navegación Aérea y Resolución de este importante problema", donde estudia los globos aerostáticos y proyecta un aparato llamado "El Ornitoptero", que tendría la forma de un ave, pero funcionaría con un motor, como los actuales ultra-leves. Es presumible que esta obra genial haya circulado en todo el mundo científico por su interés y novedad.
A excepción en un vuelo en San Cristóbal, todos sus ensayos los hizo en el Callao, en una casa que hace esquina en las calles México y Sucre; donde hoy (desde 1938) hay una placa de bronce que perpetúa su recuerdo y donde, todos los años desfilan el pueblo y los escolares, recordándolo con el corazón henchido de emoción patriótica; porque ese también fue el escenario de su heroico sacrificio definitivo.

 

Su sacrificio en la Guerra del Pacífico
Este sacrificio tuvo lugar el 24 de abril de 1880. La escuadra chilena había bloqueado nuestro primer puerto. En tan difíciles circunstancias el Gobierno comisionó al Teniente Coronel Pedro Ruiz para que preparara torpedos contra la escuadra enemiga.

Se encontraba pues en tan patriótica labor, a las doce de aquel aciago día, cuando por descuido de su ayudante, una explosión, puso fin a una vida tan cara para la patria, tan preciosa y útil para esos momentos que vivía el Perú. Así trágicamente pasó a la inmortalidad este epónimo peruano, honra de la Nación.
La Asamblea Constituyente de 1884, resolvió trasladar sus preciosos restos a la Cripta de los Héroes (en el Cementerio Museo Presbítero Matías Maestro, que es el más antiguo de Lima); acto de gratitud nacional y justicia histórica que se corroboró por resolución suprema de abril de 1938; desde 1940 los restos de nuestro héroe Pedro Ruiz reposan al lado de Grau y Bolognesi. Su recuerdo está nimbado por la Gloria. Su nombre lo pregona la Fama, el Perú le debe un monumento. El bronce, con sus voces eternas, hablará a las futuras generaciones

COMUNICACIONES

JOSÉ OLAYA BALANDRA (1782-1823)

El chorrillano José Olaya Balandra colaboró con las fuerzas patriotas a quienes entregaba informes secretos sobre las acciones realistas. Fue capturado por los invasores españoles, y murió sin revelar las actividades patriotas.

Mártir de la Independencia

Don José Silverio Olaya Balandra nació en San Pedro de los Chorrillos en 1782. Fue hijo del pesquedor José Apolinario Olaya, y de la dama chorrillana Melchora Balandra. Desde sus años jóvenes ayudó a sus padres en las faenas de la pesca artesanal.

Olaya es hombre chorrillano de 41 años, perteneciente a una familia sencilla, pero antigua y tradicional, de costumbres cristianas y con profundo amor a su tierra.

En 1823, la independencia del Perú aún no estaba consolidada, se vivía un caos político y el país no contaba con fuerzas armadas capaces de oponerse a los realistas españoles que deseaban retormar el control de su antigua colonia. El Ejército Libertador había sufrido reveses en las Batallas de Torata y Moquegua y aún no llegaban las tropas al mando de Simón Bolívar.

El ejército realista aprovechó la oportunidad y recuperó el control de la ciudad de Lima, haciendo su ingreso en la capital el 19 de Junio de 1823. El gobierno peruano independentista junto con el Congreso, tuvo que refugiarse en los castillos del Real Felipe en el Callao.

José Olaya se presentó a servir de mensajero entre las fuerzas patriotas de la escuadra libertadora (que bloqueaba la costa del Callao y de Lima), del Callao a Chorrillos, que con frecuencia eran recorridos a nado. Esta delicada misión fue cumplida por Olaya, por algún tiempo, llevando y entregando mensajes de vital importancia, referentes al estado de las fuerzas ocupantes y los pertrechos que disponían.


"Si tuviera mil vidas, gustoso las perdería antes de denunciar
a los patriotas o traicionar a mi patria" (José Olaya)
.

El 27 de junio de 1823, a las cinco de la tarde, el Gobernador español en Lima, Don Ramón Rodil hizo aprehender a Olaya, en la calle de la Acequia Alta. Olaya al verse perseguido consiguió arrojar un importante paquete de correspondencia secreta, a la acequia de la calle San Marcelo, sin que sus perseguidores se percataran de ello.

Cuando lo registraron solo hallaron una caja de dulces con algunas cartas sin dirección, sin nombres, ni firmas, y alguna de ellas cifradas. Maniatado, Olaya es conducido a Palacio donde es torturado, se niega a revelar el nombre de la persona a quien entrega la comunicación, se le aplican 200 palos de castigo, le sacan las uñas de las manos, se le colgó de los pulgares y se le martirizó con las llaves de un fusil. Todo fue en vano, pues no confesó una sola palabra; un impenetrable silencio era su respuesta.

En la mañana del 28 de Junio de 1823, llevaron a su presencia a la señora Antonia Zumaeta de Riquero, tía de Doña Juana de Dios Manrique -la cual era su contacto-, y al preguntársele a Olaya si doña Antonia era la persona a quién había entregado la correspondencia, el patriota contestó que no la conocía.

Como uno de los últimos tormentos, y tal vez el más cruel y doloroso, llevan a la madre de Olaya, Doña Melchora Balandra para presionar alguna confesión. Sólo un héroe de la talla de Olaya es capaz de no doblegarse ante este nuevo intento realista; Olaya pide a su progenitora que entierren su cadáver cristianamente; y recibiendo la última caricia maternal y la última bendición, se despide de su madre.

Se le sentencia a muerte por fusilamiento y se lo comunican, ante lo cual responde:. "si tuviera mil vidas, gustoso las perdería antes de denunciar a los patriotas o traicionar a mi patria".

El 29 de junio de 1823, día de San Pedro, patrón de Chorrillos, a las 11 de la mañana, José Olaya fue conducido a la Plaza de Armas para ser ejecutado. La pena se cumplió en el denominado Callejón de Petateros, hoy pasaje Olaya, ubicado al costado de la Plaza de Armas de Lima.

Olaya es la persona que encama el patriotismo y la esperanza en ese año contradictorio, pesimista, de 1823. Al lado de la crisis política, frente al quebranto en las batallas de Torata y Moquegua, en enero de 1823, cerca del "Motín de Balconcillo" y de la anarquía naciente, el pescador chorrillano muestra la invariable decisión de servir a la Independencia.

No solo debe considerársele como un símbolo del heroísmo patriótico de los humildes sino, también la silenciosa inmolación por la promesa de una Patria.

Los españoles permanecieron en Lima del 13 de junio al 16 de julio de 1823. Al evacuar la capital aumentaron su equipaje con un cuantioso botín. Extrajeron la plata labrada de la Catedral, de Santo Domingo y de otras iglesias; se llevaron las máquinas y útiles de la Casa de Moneda, quemando lo que no podían conducir; saquearon la Biblioteca Nacional; emplearon como leña para sus ranchos las puertas y ventanas de una casa rural del presidente Tagle; arrancaron al afligido vecindario grandes cantidades de dinero, paños, telas y otros artículos, con amenazas de incendio y saqueo y cometieron no pocas tropelías más.

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